La economía estadounidense perdió ímpetu entre abril y junio, dado que creció a una tasa anualizada del 1,6 por ciento.La reactivación económica de Estados Unidos se tornó más lenta en el segundo trimestre y creció sólo un 1,6 por ciento. Sin embargo, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, aseguró ayer que persisten las condiciones para que el crecimiento tome un nuevo impulso en 2011.
El Departamento de Comercio dio a conocer su revisión del cálculo del Producto Interior Bruto (PIB) del segundo trimestre, que inicialmente había marcado un ritmo de crecimiento anualizado del 2,4 por ciento.
Tras semanas de incertidumbre sobre el impacto de la ralentización económica, el Gobierno constató que el crecimiento fue muy inferior, un 1,6 por ciento, aunque los analistas esperaban una cifra algo inferior.
En el primer trimestre, el ritmo de crecimiento del PIB fue de un 3,7 por ciento anual. El Departamento de Comercio informó además que el índice de inflación sigue siendo bajo. Si se excluyen los precios de los alimentos y de la energía, la inflación subyacente en el segundo trimestre fue del 1,1 por ciento.
En un discurso ante los jefes de los bancos centrales en un simposio en Jackson Hole (Wyoming), Bernanke dijo que el Banco Central hará lo que sea necesario para alimentar la recuperación de la mayor economía del mundo.
"Las políticas monetarias siguen siendo muy generosas y las condiciones financieras se han tornado más favorables para el crecimiento", afirmó. Indicó, además, que la Reserva Federal (Fed, por su sigla en inglés) no permitirá que la economía de Estados Unidos caiga en un periodo de deflación, aunque reconoció que "no existe un riesgo significativo" de que ocurra en estos momentos.
"En particular, el Comité (de Mercado Abierto de la Fed, que fija la política monetaria) está listo para proporcionar un respaldo monetario adicional mediante medidas no convencionales si ello es necesario", dijo Bernanke. En concreto, se refirió a la posibilidad de que la Fed retome "la compra de activos a gran escala", como hizo en los primeros estadios de la crisis financiera.
Los consumidores gastan con cautela
La confianza de los consumidores de Estados Unidos en la economía de su país subió en agosto menos de lo previsto inicialmente respecto a julio, cuando se encontraba en su nivel más bajo de los últimos ocho meses, según datos definitivos de la Universidad de Michigan difundidos ayer.
El índice de confianza de agosto se situó en 68,9 puntos, poco menos de los 69,6 que había calculado inicialmente, pero por encima de los 67,8 puntos de julio. Este indicador es importante porque está muy ligado a la intención de gasto de los consumidores, que es el principal motor de la economía estadounidense: cuanta más confianza en que la economía va a ir bien, más relajamiento a la hora de consumir y, por tanto, más crecimiento económico.
El ligero incremento de la confianza da a entender que los consumidores estadounidenses van a seguir gastando con cierta cautela.
La cifra: 0,25 por ciento es la tasa de interés de referencia que ha mantenido la Reserva Federal en Estados Unidos.
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