viernes, 11 de marzo de 2011

Café, cerca de lograr el precio más alto de su historia

El grano colombiano está a 11 centavos de su cotización más alta, US$ 3,32, hace 34 años. Pero en el Eje Cafetero ha caído la producción en la última década.
El precio de los cafés suaves colombianos quedó a 11 centavos de dólar de alcanzar el precio máximo en su historia: 3,32 dólares por libra (el 14 de abril de 1977). Ayer, la Organización Internacional del Café reportó que el grano se vendió a 3,21 dólares
. La cotización referida es la llamada ‘suaves arábicas colombianas’, que se obtiene de los importadores en los puertos de Hamburgo y Nueva York e incluye los fletes y los seguros, que diariamente reporta la OIC. Vale la pena aclarar que esa es una canasta de cafés de Tanzania, Kenia y Colombia (en la que esta última es mayoría). “Ese precio, que registra la OIC, muestra una visión amplia del mercado cafetero mundial. Es el precio del día, el real y el que hoy está sobre la mesa”, explicó el brasileño José Sette, director (e.) de la entidad. Gracias a esas cotizaciones en los mercados internacionales, el precio interno, es decir, el de referencia para el recibo de la carga de café de 125 kilos (dos bultos) a las cooperativas de caficultores en las bodegas de Almacafé, también está registrando marcas históricas. Se reportó un precio interno mínimo de 1’091.875 pesos en Cúcuta, mientras que la cifra más alta se pagó en Santa Marta, 1’095.625 pesos. Por otro lado, la economía cafetera completa sus plácemes con la producción interna, pues en febrero esta sumó 764.000 sacos de 60 kilos, un 18 por ciento más frente a los 648.000 sacos recolectados en febrero del 2010, informó la Federación Nacional de Cafeteros. Así, en los dos primeros meses del año, la cosecha de café sumó 1,7 millones de sacos, 44 por ciento más que los 1,2 millones producidos en igual periodo del 2010. De esta manera, a los productores, al gremio y a la economía colombiana solo les resta cruzar los dedos para que las cifras sigan así. Sin embargo, no todas son buenas noticias, en la medida en que la ola invernal de noviembre y diciembre pasados seguirá pasando la cuenta de cobro, esta vez por cuenta de la producción esperada para mitad de año, la famosa ‘mitaca’ o ‘traviesa’. La alta humedad impidió que muchos cultivos del centro del país florecieran durante esos meses; esas mismas flores son los frutos que se recogen desde mediados de junio de cada año.
‘El clima ha afectado al café’: N.Y. Times
El cambio climático, el cual afecta a Colombia con altas temperaturas y lluvias, estaría influyendo en la producción de café colombiano, según un artículo publicado ayer por el diario ‘The New York Times’.
En este, la publicación da cuenta de cómo la producción de café del país bajó de 12 millones de sacos a solo 9 el año pasado, debido al fuerte invierno y a la aparición de plagas, producto de las altas temperaturas en las zonas de cultivo.
Según el informe, las temperaturas han aumentado entre un uno y dos por ciento y las lluvias, en un 25 por ciento durante los últimos años.
Esto conlleva una pérdida en la calidad del grano, ya que no madura o lo hace muy rápido.

El Eje quiere ser menos cafetero
En contraste con el buen momento actual en precios y recuperación de la producción, desde hace más de una década el Eje Cafetero, formado por los departamentos de Caldas, Risaralda y Quindío, viene produciendo menos cantidades del grano.
En los últimos 13 años, el área sembrada con café en el Eje se redujo en 13 por ciento, es decir, en 26.786 hectáreas. La participación de los tres departamentos en la producción total del país bajó de 26,4 a 22,4 por ciento.
Los conocedores en el tema regional atribuyen el menor interés a la crisis del orden público de la década de los 90 o la migración a los cordones de miseria de las ciudades o hacia el exterior, hasta una menor disposición de los trabajadores a una labor que consideran pesada.
Así lo explica el empresario Jorge Ballén: “La inseguridad espantó a la población rural de los municipios cordilleranos, desde el norte del Valle hasta Antioquia, por cualquiera de sus rutas”, destacó. A su vez, esto derivó en un nuevo problema: las fincas quedaron en manos de mayordomos, manejadas ‘a control remoto’ por los propietarios.
Administrativamente, se reconoció que estos mayordomos no eran gente preparada para asumir los retos; simplemente se les dio esa categoría a los jornaleros más antiguos, mejorándoles el salario.
Muchos otros vendieron las fincas y emigraron a otros países, desde donde comenzaron a enviar a sus familias las remesas que alimentaron una buena parte de la economía de la región.
“Ahora, en las zonas planas (valles interandinos) florecieron negocios algo más lucrativos, como el plátano y el banano, que ofrecen un mejor flujo de caja para los productores, mientras que la yuca, la tradicional ‘Armenia’, se desplazó hacia los Llanos Orientales”, concluyó el empresario.

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